Anne Stuart

28 marzo 2010 by Esperetta

Ardiente Calor

Jassy Turner estaba acostumbrada a mantener la cabeza fría durante las crisis, pero el pueblo de Turner’s Landing jamás había visto nada parecido a Caleb Spenser.
Vivía en el antiguo burdel y se rumoreaba que había matado a un hombre, por lo que todos en el pueblo se mantenían alejados de él. Sin embargo, Jassy sentía que le hervía la sangre cada vez que veía a Caleb, aunque sabía que era un hombre muy peligroso.








El impostor

En la mansión de los MacDowell todos aguardan la muerte inminente de Sally, matriarca de la familia. Sólo su hija adoptiva, la joven Carolyn Smith, parece sufrir ante la evidencia del fatal desenlace y procura hacer todo lo posible para ayudarla en esos difíciles momentos. Carolyn sabe que la única persona capaz de devolver a su madre la paz necesaria para enfrentarse a la muerte es Alex MacDowell, su verdadero hijo. Pero Alex desapareció hace ya dieciocho años y nadie ha vuelto a saber nada de él… hasta esta noche.
Conoce muy bien la fama de rebelde y consentido que tenía Alex MacDowell cuando huyó hace casi veinte años y no espera un gran recibimiento. Pero ahora que ha vuelto, no piensa renunciar a nada: ni al amor de Sally ni, por supuesto, a la cuantiosa herencia que percibirá cuando ella muera. Sin embargo, alguien va a entrometerse en sus planes: Carolyn. Alex casi había olvidado sus ojos, inteligentes, curiosos y demasiado atractivos como para resistirse a mirarlos, aunque sabe que al hacerlo corre el riesgo de poner al descubierto su verdadera identidad.
Carolyn observa aterrorizada al extraño que dice ser Alex MacDowell. Es verdad que tiene su mismo rostro y su misma figura, que sus gestos son idénticos a los de Alex y que sus maneras no han cambiado. Pero Carolyn sabe que se trata de un impostor. Porque ella es la única testigo de la desaparición de Alex MacDowell aquella lejana noche, la única que vio cómo caía en una playa solitaria, asesinado. Sin embargo, si es cierto que Alex murió, ¿quién es entonces este extraño que parece conocer todos sus secretos? ¿Y por qué ha logrado que renazca en ella esa mezcla de atracción y odio que Alex siempre le provocaba?




Jugando con el peligro

Ya había pasado un año desde que su querido primo Nate había sido asesinado, y Jamie no podía seguir adelante con su vida hasta encontrar algunas respuestas.
Sabía que su amigo Dillon Gaynor, quien había encontrado el cadáver, podría darle algunos detalles sobre la muerte de Nate, así que se dirigió a su casa.
Al llegar allí, descubrió que Dillon seguía siendo tan peligroso y seductor como lo recordaba. Pero a pesar de su manifiesta hostilidad, Jamie se dio cuenta de que no podía marcharse. Lo que ella no sospechaba era que algo terrible estaba sucediendo y Dillon sabía mucho más de lo que decía. ¿Sería él quien estaba detrás de los misteriosos acontecimientos… o la única oportunidad de salvación de Jamie?




La viuda

Aristide Pompasse había muerto, pero el diabólico espíritu del gran pintor aún se cernía sobre los viñedos de la Toscana. Sus retratos eran tan conocidos como su debilidad por las jóvenes amantes, y nunca permitió que ninguna lo abandonara, hasta que Charlie, su esposa, consiguió huir de la finca italiana.
Ahora Charlie había vuelto a La Colombala para enterrar los fantasmas y reconciliarse con su pasado, para empezar una nueva vida. Y no había lugar en su futuro para un hombre tan inquietante como Connor Maguire.
El único propósito de Maguire era desvelar los secretos que envolvían la vida y la muerte de Pompasse, y conseguir de ese modo el éxito y la fortuna. No estaba dispuesto a que nadie se interpusiera en su camino, pero pronto descubriría que la joven viuda era el centro de toda su atención.
En la vieja finca, donde las sombras del asesinato y del deseo bailaban bajo la luna, nada era lo que parecia.


La noche del fantasma

Entre el amanecer y el atardecer, la extraña mansión de Ethan Winslowe permanecía tan inmóvil como una cripta. Más allá de su laberinto de tétricos corredores, su dueño dormía lejos del alcance del sol.
Al caer la noche, cuando el miedo y los fantasmas empezaban a perseguirla, Megan Carey era conducida a su guarida subterránea para cenar con un fantasma al que nunca veía, una figura oculta en las sombras.
Según los rumores, él era un genio, un loco y un monstruo. Y Megan era su prisionera, atrapada allí por una amenaza más poderosa que las cadenas… Y también por la necesidad de conocer el calor de la pasión de Ethan, que bramaba como fuego en la noche.





El Vals del Diablo

Christian Montcalm era un hombre práctico. Y también un granuja sin un céntimo, pero su plan de seducir y llevar al altar a la deliciosa señorita Hetty Chipple pondría remedio a ese engorroso inconveniente. Sin embargo, un obstáculo de lo más fascinante hacía peligrar sus esperanzas.
Annelise Kempton no deseaba otra cosa que interponerse entre aquel despreciable canalla y la fortuna (por no hablar de la virtud) de su joven pupila. Annelise entendía muy bien la desesperación de quien se encuentra en apuros, pero estaba dispuesta a encargarse personalmente de que Montcalm no se saliera con la suya. El único escollo que había en su camino era un hombre cuyo encanto de donjuán podía tentar a una santa, o condenar a una redomada solterona a noches en blanco… presa del deseo de dar su merecido al diablo.

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